Listening: Loving U - Alicia Keys
Una vez que nuestro gato y nosotros
hablamos el mismo idioma, debemos hacer la distinción de cuándo
puede jugar y cuándo no. Es muy importante que sí juguemos con él
y la lana en algún momento. Podemos elegir jugar en cualquier
momento del día, que no esté próximo a nuestra hora de tejer; o
podemos jugar con él justo antes/después de ponernos manos a la
obra. Hacer esto último tiene sus pros y sus contras, pero todo
depende de la forma de ser de tu gato. Os lo cuento muy
resumidamente:
+ Mitiga las ansias que pueda tener el
pequeño en meter la zarpa a la lana cuanto antes.
+ Si no es muy persistente, podemos
lograr que se canse o se aburra de jugar con ella, perdiendo así el
interés cuando nosotras vayamos a manipular la lana.
- Si es un gato activo es probable que
no se canse de jugar, o al menos no tan rápido como desearíamos...
Jugar justo después de acabar de
tejer:
+ Se ha portado bien y consigue su
recompensa: JUGAAAR!!! Así puede aprender que cuando se porta bien y
hace lo que tú quieres, pasan cosas buenas, como jugar.
- Los gatos que no tienen mucha
paciencia no son propensos a esperar a que tú acabes para empezar a
jugar.
- Al repetir esta práctica varias
veces, el gato aprende que cuando tú vas a tejer, él va a jugar.
Así que si no eres de las que se pasan mucho, mucho tiempo seguido
tejiendo, es probable que el gato se abalance hacia la lana en
cualquier momento. Una forma de prevenir esto sería jugar con él
después de que guardas todas las cosas, excepto el hilo con el que
vas a jugar con él, en una bolsa/cajón. Lo que esto hace es
enseñarle que él va a jugar cuando recoges todo, y no simplemente
cuando paras de tejer.
Jugar en otro momento del día, [muchas
horas antes/después de tejer]:
+ Es más probable que el gato
diferencie mejor la hora de jugar y la hora de no jugar
- Tienes que acordarte de hacerlo si
sabes que ese día vas a tejer
· Si se sigue esta opción
recomendaría que, al menos las primeras veces, se juegue con él
horas antes de tejer. Para “calmar” un poco esas
ansias de querer jugar.
Obviamente, la opción más efectiva
sería que tejiésemos en una habitación cerrada, donde no estuviera
el gato. Pero a parte de que eso no supondría ningún reto, ¿¿para
qué íbamos a querer tener un animal de compañía si no nos hace
compañía??
Ahora que hemos sopesado pros y contras
de cada opción y hemos elegido la nuestra, sólo queda divertirnos
con el gato y mostrarnos firmes cuando tengamos que hacerlo. Al
principio puede parecer que nunca van a aprender, pero es muy
importante que seas consistente: todas y cada una de las veces que
intente jugar o morder la lana mientras la estás trabajando, debes
decirle un firme “no”. Incluso después de que acabes y guardes
tus cosas, puedes darle una chuche como recompensa si ves que
va progresando.
Os lo digo de verdad: todos los gatos
pueden ser entrenados. Todos los animales pueden ser entrenados si
sabes cómo. ¡Yo tenía periquitos que me daban una pata, que hacían
“carreras de obstáculos” y que volaban hasta mi brazo cuando los
llamaba! Si unos pájaros tan pequeños pueden, tu minino también ;)
Por cierto! Deseadme mala suerte; mañana empiezo los exámenes!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Con cada comentario Tsukeeno's es un poquito más feliz ;)